Bitcoin

Hace 4 años fue el «jueves negro» de bitcoin: día de crisis y oportunidad

El 12 de marzo de 2020 quedó marcado en la historia financiera y en la memoria colectiva global como el «jueves negro» para los mercados.

Ese día, el mundo entero se enfrentaba al cierre de sus economías bajo el argumento de contener la propagación del COVID-19. Los mercados financieros —incluyendo a bitcoin (BTC)—, espejo de las esperanzas y miedos de la sociedad, no fueron inmunes a este cataclismo.

En ese contexto de incertidumbre, BTC experimentó una abrupta y dramática caída. En cuestión de horas, su valor se desplomó, pasando de los 8.000 a los 4.400 dólares, como se observa en el siguiente gráfico de TradingView:

Este acontecimiento, lejos de ser un episodio aislado, se inscribe dentro de una cadena de eventos que afectaron a todos los sectores del mercado global. La volatilidad se apoderó de las bolsas de valores, los commodities, etcétera, todos tambaleándose al ritmo de las noticias sobre el avance del virus y las medidas de contención.

Crisis = oportunidad

Si de bitcoin se trata, las caídas en el precio son ventanas únicas de oportunidad. Quienes conocen las características de BTC lo saben bien y entienden que una caída en el precio no es una señal de alarma, sino una invitación a fortalecer sus posiciones, anticipando las apreciaciones futuras.

Bitcoin se distingue por su escasez intrínseca, un atributo fundamental que lo diferencia de las monedas fíat y otras criptomonedas. Con un límite máximo de 21 millones de unidades, se asegura una oferta limitada, evitando la inflación por sobreemisión y aumentando su valor a medida que la demanda crece. Este techo de producción, codificado en su algoritmo, garantiza que BTC mantenga una política monetaria predecible y transparente.

Por lo tanto, a diferencia del dinero fíat cuyo poder adquisitivo se erosiona con el tiempo debido a la inflación, bitcoin ha sido diseñado para ser antiinflacionario. La tasa de emisión de nuevos bitcoins se reduce a la mitad aproximadamente cada cuatro años en un evento conocido como «halving», lo que limita la oferta nueva y favorece el aumento de su valor a largo plazo.

Al momento de esta publicación, cada bitcoin se comercia por 72.000 dólares, aproximadamente. Quienes pudieron comprar BTC el 12 de marzo, cerca de los 4.400 dólares y conservan sus monedas hasta ahora, han visto cómo su cotización se multiplicó por 16 veces desde entonces. Esto significa que si ese día comprabas 1.000 dólares en bitcoin, hoy —apenas 4 años después— tendrías el equivalente a 16.000 dólares. Nada mal.

Además, durante la pandemia del COVID-19, varios países implementaron programas de estímulo económico para ayudar a ciudadanos, empresas y sectores afectados por la crisis. En Estados Unidos, se aprobaron varios paquetes de estímulo que incluyeron cheques directos a los ciudadanos, entre otras medidas de apoyo financiero. Quienes tuvieron la posibilidad de invertir esa «inyección de liquidez» en bitcoin, han visto enormes retornos de capital.

En abril de 2020, por ejemplo, muchos estadounidenses recibieron cheques por 1.200 dólares. Suponiendo que alguien hubiera usado ese dinero para comprar BTC por aquellos días (a un precio de 8.000 dólares, aproximadamente), hoy, esa cantidad de BTC equivaldría a 10.800 dólares (vale aclarar que en estos cálculos no se está teniendo en cuenta la inflación propia del dólar estadounidense, que reduce el poder adquisitivo de la moneda norteamericana).

En otros países, también los gobiernos entregaron bonos de ayuda económica directamente a los ciudadanos. Este fue, por ejemplo, el caso de El Salvador, donde miles de personas recibieron bonos de 300 dólares por aquellos días. La Ley Bitcoin todavía no estaba implementada, pero, quizás, algunos salvadoreños hayan tenido la posibilidad de invertir en BTC aunque sea una parte de ese dinero. Si así lo hicieron y se convirtieron en hodlers de la moneda digital, habrán visto cómo su poder adquisitivo se multiplicó.

Enseñanzas del «jueves negro» de 2020

El «jueves negro» de marzo de 2020 puso a prueba la fortaleza de bitcoin, desafiando no solo su valor de mercado, sino también la confianza de inversionistas y entusiastas. Sin embargo, la recuperación y el crecimiento subsiguiente no solo validaron su resiliencia, sino que también reafirmaron su posición como una oportunidad de inversión sin precedentes.

Esta capacidad de superar crisis y volatilidades no es fortuita, sino que se fundamenta en las características únicas anteriormente mencionadas. Estos atributos no solo diferencian a BTC de otros activos financieros, sino que también ofrecen una visión de futuro en la cual la moneda digital se posiciona como un refugio seguro frente a la incertidumbre económica y la inflación.

Para los inversionistas, el ascenso de BTC luego de su caída durante el «jueves negro» hasta los niveles récord que observamos hoy, es un testimonio del potencial de este activo financiero. Es que, invertir en BTC es apoyar a un sistema financiero transparente, inclusivo y resistente a las manipulaciones políticas y económicas.

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