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¿La FED ya sabía hace 1 año que bajaría las tasas de interés para beneficiar a los demócratas y Bitcoin?

En el complejo panorama económico de hace un año, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se enfrentaba a un desafío sin precedentes: navegar por aguas turbulentas mientras los indicadores económicos enviaban señales mixtas sobre el futuro de la economía estadounidense.

Este artículo examina en profundidad la situación a la que se enfrentaba la FED, las herramientas predictivas utilizadas y las implicaciones para la política monetaria… o, ¿política electoralista?

Aunque la Reserva Federal es un órgano independiente, su presidente es elegido por el gobierno que esté en el poder durante esos cuatro años en curso o mandato.

Y no quisiéramos pensar, nadie, que hace algo más de 1 año se sabía que por estas fechas se bajarían las tasas, aunque solo fuera porque EE.UU. estaría abocada -ya ahora- a una -posible- recesión (como se ha venido diciendo hasta no hace mucho): y así, casualmente, coincidiría con la campaña electoral, en la que está en estos momentos inmersos los Estados Unidos de América, y el tanto (marcado a su favor) de beneficiar a los mercados financieros, incluido las criptomonedas (ansiado nicho de votantes actualmente), sería para el gobierno actual… que sigue siendo, obviamente, de momento (hasta las próximas elecciones en noviembre), el partido Demócrata.

Es interesante observar cómo la política monetaria y el ciclo electoral parecen converger en momentos clave. La decisión de la Reserva Federal de ajustar las tasas en este preciso instante, plantea interrogantes sobre las múltiples variables que influyen en estas decisiones.

¿Seguro que la FED ya lo sabía hace algo más de 1 año?

Los economistas tienen muchos instrumentos para saber cómo irá la economía en distintos periodos y, así, prever distintos escenarios… para poder remediarlos, claro, o tomar las mejores decisiones para paliar o evitarlos.

A continuación vamos a exponer el cómo y por qué la FED ya sabía que debería bajar las tasas de interés sí o sí… y lo supo con bastante antelación.

La curva de tipos: un indicador clave

El punto focal de la preocupación económica se centraba en un indicador específico: la curva de tipos.

Este instrumento, que mide la diferencia entre los rendimientos de los bonos del Tesoro a 18 meses y a 3 meses, ha sido históricamente uno de los predictores más fiables de recesiones futuras. Ya en 2022, este indicador mostraba una inversión significativa, alcanzando niveles no vistos desde la década de 1980.

Implicaciones históricas

La inversión de la curva de tipos ha precedido a cada recesión en Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, con un margen de error mínimo. Esta correlación histórica elevó las alarmas en los círculos económicos y financieros, sugiriendo una probabilidad del 100% de recesión en los 12 meses siguientes (que corresponderían hasta mayo o junio de este año).

Contexto económico contradictorio

A pesar de la clara señal de advertencia proporcionada por la curva de tipos, otros indicadores económicos presentaban un panorama más optimista:

  • Mercado laboral robusto: Las tasas de desempleo se mantenían en niveles históricamente bajos, con una creación de empleo constante.
  • Consumo resiliente: El gasto de los consumidores, un pilar fundamental de la economía estadounidense, mostraba una fortaleza sostenida.
  • Inflación moderándose: Aunque aún por encima de los objetivos de la FED, la inflación comenzaba a mostrar signos de desaceleración.
  • Crecimiento económico positivo: El PIB continuaba expandiéndose, aunque a un ritmo más lento que en períodos anteriores.

¿El oportuno dilema?

Ante este escenario contradictorio, la FED, bajo el liderazgo de Jerome Powell, se encontraba en una posición extremadamente delicada. La institución debía equilibrar dos objetivos potencialmente conflictivos:

  1. Control de la inflación: La necesidad de mantener una política monetaria restrictiva para contener las presiones inflacionarias.
  2. Estabilidad económica: La posibilidad de tener que pivotar rápidamente hacia una política más acomodaticia si se materializaban los riesgos de recesión.

Estrategia de la FED

En este contexto, la estrategia de la FED se caracterizó por:

  • Cautela en la comunicación: Evitar declaraciones definitivas sobre el futuro curso de la economía o la política monetaria.
  • Flexibilidad operativa: Mantener abiertas todas las opciones de política monetaria.
  • Monitoreo intensivo: Seguimiento cercano de una amplia gama de indicadores económicos para detectar señales tempranas de deterioro económico.

Perspectivas de reducción de tasas de interés

La posibilidad de una reducción de las tasas de interés en el futuro cercano era un tema de intenso debate. Mientras que la inversión de la curva de tipos sugería la necesidad potencial de estímulos monetarios, la FED se mostraba reacia a comprometerse con tal curso de acción, dada la persistencia de presiones inflacionarias.

Y así, entre una cosa y otra, se llegó hasta hace pocas semanas donde ya Powell comenzó a dejar entrever que la bajada de tasas sería posible: y, entonces, recientemente queremos decir, los mercados, incluidos las criptomonedas (sobre todo Bitcoin), reaccionaron al alza… hasta que hoy se ha publicado el dato PCE Core en 0.2%, lo que indica que ya es viable el bajar las referidas tasas de interés para incentivar la economía; casualmente en plena campaña electoral, es lo que tiene el complejo mundo de la política… perdón, queremos decir de la economía.

Conclusiones y perspectivas futuras

El análisis retrospectivo sugiere que, hace un año, la FED se encontraba en una encrucijada crítica. Aunque los indicadores tradicionales, como la curva de tipos, apuntaban hacia una recesión inminente, la complejidad del panorama económico hacía extremadamente difícil predecir con certeza el momento exacto en que se produciría una desaceleración significativa o si sería necesario implementar recortes en las tasas de interés.

La institución optó por mantener una postura de vigilancia activa, equilibrando cuidadosamente la lucha contra la inflación con la necesidad de preservar la estabilidad económica. Esta estrategia de «esperar y ver» reflejaba la incertidumbre inherente a la formulación de políticas económicas en un entorno pospandémico sin precedentes.

Y, ahora, la pregunta sería: ¿utilizará los Demócratas las buenas reacciones de los mercados financieros (incluido Bitcoin) en su campaña electoral como si hubiera sido un éxito de ellos? Lo veremos, si será así o no. Sea como fuere, ha beneficiado todo lo cotizable contra el dólar: véase como mantiene la cotización el Bitcoin hasta estos días, sin aflojar y recuperándose rápidamente ante cualquier revés (como las tensiones geopolíticas).

En última instancia, la capacidad de la FED para navegar por estas aguas turbulentas depende de su habilidad para interpretar correctamente los datos económicos entrantes y ajustar su política de manera ágil y efectiva en respuesta a las condiciones cambiantes del mercado. O eso -siempre- se le supone.

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